La autoestima en niños, de ser saludable se refleja en una actitud positiva. Como los adultos los traten y el estilo de comunicación que usen influirá significativamente en sus logros. En ocasiones te puede resultar una tarea ardua y es entendible. Ellos enfrentan distintos retos dependiendo de la etapa de crecimiento en la que se encuentren.
Un estudio realizado por el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (IDIAPJGol) arroja que un 26,3% de los adolescentes de entre 12 y 14 años sufren de baja autoestima. Esta forma de sentirse se refleja en su desempeño académico, salud, y diario vivir en general causando mayoritariamente depresión.
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Enfocarse en utilizar las siguientes expresiones como método para sostener una interacción empática seguramente contribuirá a que ello sientan muchas ganas de vivir y de tener éxito en la vida.
Tan importante es lo que se dice como el tono y forma que se utiliza al decirlo. Procura que haya congruencia entre una y otra. Que lo que digas también se demuestre para que tenga valor para el niño(a). Hablar efectivamente es el secreto para una buena autoestima en niños.
Autoestima en Niños
- ¡Por supuesto que está muy bonito!
- Me gusta mucho como organizas tus juguetes.
- Me alegra que me hayas ayudado.
- Lo importante es que te esforzaste y lo lograste.
- ¡Has cantado maravillosamente bonito!
- Estoy contenta porque lograste hacer toda tu tarea.
- Esas son las cosas que admiro de ti.
- Eres un buen hijo(a) y por eso te quiero mucho.
- Si deseas lo podemos hacer juntos
- Te felicito porque has cambiado para bien.
Recuerda, siempre es importante comunicarte para que te entienda y comprenda. Considerar su edad es indispensable. Ser cordial, afectuoso, y atento en todo momento es fundamental. Escoger la mejor expresión debe depender de su personalidad y cuan pertinente le resulte.
Seleccionar el método oral para acercarte siempre es una buena opción, especialmente para los más pequeños que aún no saben leer. Si el caso es que el niño(a) puede entender un mensaje escrito, puedes en este caso considerar dejarlo como una nota en su libreta o almohada.
En el caso de que sea más grandecito y tenga un teléfono, dejar un mensaje de voz puede ser una sorpresa muy agradable. Sea cual sea tu decisión, lo importante es que lo que expreses, no se quede solamente en palabras, pero sí en acciones que demuestres que él o ella te importa, que reconoces su valía, que estarás disponible en cada una de sus luchas y sus miedos para apoyarlo incondicionalmente.
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La HUMANIZACIÓN en la enseñanza parece ser una disciplina con MAGIA para enfrentar los distintos retos académicos de los menores. Por eso el que el niño(a) logre tener “rapport” y/o empatía cognitiva y afectiva con el que le enseña es vital en su progreso de aprendizaje.
Un estudio longitudinal realizado en la Universidad de Finlandia Oriental en marzo 2017 arrojó que los docentes (los que enseñan a través de alguna institución educativa) que se muestran cálidos y empáticos con los alumnos, obtienen de éstos mejores resultados académicos en las asignaturas de lectoescritura y aritmética.
La investigación encontró que este vínculo no es solo influyente en los primeros años de estudio, sino también en etapas avanzadas de la educación.
Aunque los datos recopilados provienen de una estructura educativa formal, no es menos cierto que los resultados de la investigación sirven de referencia o guía para aquellos que llevan a cabo homeschooling o tutorías que también son considerados facilitadores de la enseñanza.
Primeramente, vamos a reflexionar. ¿Qué es “rapport”?
Anthony Robbins, estratega, escritor y conferencista motivacional estadounidense lo explica mejor:
“Rapport” es la capacidad de entrar en el mundo de alguien, hacerlo sentir que lo entiendes y que tienen un fuerte lazo en común. Es la capacidad de ir totalmente de tu mapa del mundo hacia el mapa de su mundo
En otras palabras, para que exista un “rapport” entre el que enseña y el que aprende es necesario que se provea un clima de comprensión y confianza.
3 cosas que debemos evitar para crear un ambiente de empatía cognitiva y afectiva con los niños o niñas a quienes educamos
A. evitar las suposiciones que llevan a anticipar
Ejemplo: “Yo sé lo que quieres decirme.”
B. evitar los juicios que nos puede llevar a juzgar al menor
Ejemplo: De seguro estuviste toda la noche hablando por teléfono y no repasaste.
C. evitar la eliminación: Se refiere a cuando escuchamos algunas cosas y otras no
Ejemplo: “No pude terminar de hacer el trabajo porque…” En este punto interrumpimos ignorando y optando por no escuchar más.
¿Cómo podemos lograr acercarnos a nuestros niños y hacerlos sentir especial mientras aprenden?
Escuchando y escuchando: el menor por su naturaleza busca constantemente contar sus experiencias, sus logros, sus miedos, etc. Necesita que esa persona con la que se relaciona para aprender sea capaz de escucharlo y escucharlo con plena atención.
Una vez hacemos esto, el menor sentirá que lo acompañamos y que estamos con él o ella.
El escuchar, así como hacer sentir a los menores que los entendemos para finalmente poder proyectarnos de forma empática con ellos, en ocasiones no es fácil. Por tal razón, les dejo las siguientes recomendaciones que según la ciencia le puede ayudar a ampliar su conocimiento sobre la empatía:
• Leer libros de ficción – nos ayuda a explorar la vida de otros con sensibilidad.
• Leer Harry Potter- nos puede ayudar a ser mejores personas.
• Ver película de Patch Adams: (mi recomendación) Es una película de Robin Williams que aunque salió hace mucho tiempo presenta claramente el tema de la empatía por medio de la cooperación y el compartir. Esta es una película que si no la ha visto, puede aprovechar a hacerlo ahora que estamos todos en casa por la situación mundial que enfrentamos. Si por el contrario ya la vio, puede considerar verla nuevamente desde otra perspectiva.
Contacto visual: así le demostramos que los escuchamos activamente y que le prestamos atención plena a lo que plantean. Porque cuando miramos también escuchamos.
Uso adecuado de la voz: esta capacidad brinda calidez ya que refleja la personalidad del facilitador de la enseñanza. El que educa debe hablar lo necesario para que aquel o aquellos que están aprendiendo tengan la oportunidad de interactuar unos con otros, así como también escucharse.
Llamar por su nombre: si se trabaja con varios niños a la vez, aprenderse el nombre de éstos es una práctica que impacta positivamente la interacción del aprendiz con su tutor, maestro y /o facilitador de la enseñanza que en ocasiones puede ser a través del homeschooling, ya sea por unos de sus padres o por algún otro adulto que la familia decida.
Refrasear: consiste en repetir con nuestras palabras lo que la niña o niño acaba de decir con el propósito de aclarar la intención del mensaje.
Ejemplo: “A ver si te entendí bien…”
Resumir: cuando recapitulamos pasamos por el proceso de comprender aún más lo que ese niño(a) nos ha expresado y poder clarificar algo que no se comprendió.
Ejemplo: “lo que tú quieres es…”
Preguntar nuevamente: esto lo hacemos cuando el mensaje no queda comprendido. De hecho, esto es una buena oportunidad para practicar con el menor a como hacer preguntas, ya que usualmente en algunos escenarios de enseñanza no se propicia el hábito de enseñar a preguntar, porque se tiene por costumbre que el menor debe aprender a contestar preguntas.
Tener presente lo anterior nos ayudará a proveerle el adiestramiento necesario a nuestros niños y jóvenes, ya que dicha práctica fomenta que el menor piense y aprenda. Por otro lado, hacer preguntas abiertas es siempre una buena opción para acercarnos a nuestros aprendices. Un ejemplo de ello es el siguiente:
“¿Por qué estás preocupado?” en vez de, “¿Estás preocupado?” La gran diferencia es la palabra “por qué” que demuestra preocupación genuina por sus asuntos.
Todo lo anterior nos lleva a concluir que para proveer un aprendizaje significativo y a su vez inclusivo es vital que todos los que nos dedicamos a la formación académica de un menor hagamos todo lo posible para propiciar un clima de empatía, basado en buenos canales de comunicación, así como distintas experiencias cognitivo-emocional. En otras palabras el niño o niña lo que espera y necesita es que esa persona que le enseña le demuestre que desea conocerlo y puede comprenderlo.
La siguiente gráfica conocida como Mapa de Empatía nos ilustra las cuatro preguntas guías que nos puede ayudar para acercarnos y conocer mejor al niño(a) que educamos.
Cuando existe empatía entre las partes el resultado es un ambiente educativo que cumple
con las siguientes características:
- Inspirador.
- Confiable.
- Con buena autoestima, porque los menores confían en su progreso y superación académica.
- Las buenas relaciones entre pares aumentan.
- Una buena actitud, para superar los retos y por consiguiente alcanzar sus metas.
Como educadora, estas buenas prácticas de empatía cognitiva y afectiva en el proceso de enseñanza nos invitan a reconsiderar nuestro enfoque.
De forma introspectiva, debemos basar nuestra reflexión sobre cómo es nuestra relación con el que aprende, nuestra dedicación con el alumno(a) que requiere estilos específicos de enseñanza.
Es indispensable la realización emocional de la felicidad en el niño(a) mientras está siendo educado, por lo que implementar modificaciones o cambios siempre es necesario para garantizar un sentido de pertinencia educativo para los menores.
Como el mismo Patch Adams alguna vez observó a través del trato que brindó a sus pacientes:
No te empeñes en ser conocido, sino en alguien que valga la pena conocer.